“Preferimos la extinción antes que pensar otros modos de producir y consumir bienes”: Hernán Díaz
El escritor argentino sostiene que el capitalismo es un sistema patriarcal pues las mujeres fueron excluidas durante mucho tiempo de los procesos relacionados con el dinero.
- Redacción AN / HG

Si hubo un título que se repitió en casi todos los recuentos editoriales de 2023, ese fue Fortuna (Anagrama), la novela con la cual el argentino Hernán Díaz (1973) ganó el Premio Pulitzer.
La historia ubicada en la década de los veinte del siglo pasado muestra a Benjamin Rask y a su esposa Helen, quienes dominan Nueva York. Él es un magnate hecho y derecho, mientras que ella proviene de una familia aristocrática. El relato, muestra su ascenso y caída sin medias tintas. Contada desde diversos puntos de vista, la novela se puede leer como una radiografía del capitalismo y la acumulación de capital.
Has realizado una extensa gira para hablar de Fortuna, después de tanto hablar de la novela y pensar en ella ¿qué piensas del dinero? ¿Qué relación tienes con él?
Personalmente, caótica, como casi todos. En términos un poco más alejados, críticos y distanciados, he confirmado una serie de intuiciones he aprendido algunas cosas. Parte del impulso de escribir la novela nació de la certeza de que el dinero permea casi todos los órdenes de la vida y media casi todas nuestras relaciones sociales. Sin embargo, todavía, no terminamos de entender cómo funciona y cuáles son los mecanismos que determinan su movimiento, esto me parece algo intencional, pues el discurso en torno al dinero ha sido recubierto de cierta pátina pseudocientífica e hipertecnocrática, cuyo efecto deseado es que la población general se distancie del quehacer de las finanzas. Este discurso es parte de una estrategia de poder que busca que dejemos todo en manos de los especialistas. Desde luego hay operaciones complicadas que requieren conocimientos de matemática o estadística, pero hay una gran franja de la vida económica que sería totalmente accesible. Esta opacidad intencional la puedes ver cuando recibes un resumen de cuenta bancaria.
En tu novela vemos el efecto que el dinero produce en el ser humano.
Hay un efecto adictivo del dinero ocasionado por la acumulación. Los grandes capitalistas sienten una fascinación adictiva, el dinero por el dinero mismo, lo cual me lleva a otro aspecto que va más allá del objeto mismo y de cualquier agenda política. Quería construir personajes a quienes no les interesa tener dinero para comprar bienes, sino para acumular por acumular.
¿Por eso despojas al dinero de cualquier connotación moral, es decir, no es ni bueno ni malo, simplemente es?
Creo que los personajes lo ven así, estarían absolutamente de acuerdo con tu posición, pero no sé si es mi posición personal. No quise ofrecer una visión pedagógica, prefiero que los lectores lleguen a sus propias conclusiones. Mis personajes tienen muchísima sangre entre sus manos, sus experimentos le costaron la vida a mucha gente, pero preferí que ese peso moral y ético estuviera por fuera de la narrativa.
Casi toda la literatura alrededor del dinero se centra en la ambición, y no en el cómo se genera…
Exacto, por eso me interesaba hablar del proceso de acumulación, que obviamente tiene sus efectos. Quería mostrar desde la condición humana esa curva ascendente del capital.
Me parece que difícilmente podrías haber escrito Fortuna, sin tu novela anterior A lo lejos, donde el tema está presente también.
Es verdad, ambas novelas exploran arquetipos fosilizados del mito americano. En A lo lejos, uno de los procesos históricos centrales que vemos es la apropiación de la naturaleza.
Convertida en propiedad privada…
Y también en la incipiente Revolución Industrial que se alimenta con estos recursos naturales. Acá hacemos un corte con Fortuna y llegamos al momento en el que esta máquina del capital está funcionando, literalmente casi, a todo vapor. Existe una continuidad, aunque no me lo planteé así.
¿Crees en la crisis del capitalismo o que esté llegando a su fin como plantean pensadores como Zizek o Chomsky?
No sé, yo veo lo contrario. La especie humana es la que está en peligro mortal, el planeta sobrevivirá. Me parece que preferimos la extinción antes que pensar otros modos de producir y consumir bienes. Cuando hablamos de la crisis climática nadie dice que es insostenible el mundo en que vivimos.
Fortuna también está presente el discurso de género, ¿el capitalismo es patriarcal?
El capitalismo es patriarcal por su propia historia, los grandes capitalistas han sido hombres. Las mujeres accedieron a la propiedad privada tardíamente. Hasta finales de la década de los sesenta, en Estados Unidos las mujeres pudieron abrir una cuenta bancaria sin la necesidad de un hombre. En la historia del dinero las mujeres estaban excluidas y quería reflexionar sobre eso.
¿Crees que el feminismo es una forma de subvertir al capital?
Ojalá, el feminismo es el movimiento social más importante del mundo porque engloba a la mitad de la población del planeta, una mitad que ha sido subyugada, marginada, explotada y violentada desde el inicio. No me parece descabellado pensar que la relación que tenemos con la naturaleza es eminentemente masculina, no es gratuito que se hable en términos de violación de la naturaleza. Ojalá que en la medida en que se progrese en términos de equidad de género, también cambie nuestra relación con el entorno.
¿Desde el principio buscaste este tipo de discurso?
Me interesaba escuchar las voces que han sido silenciadas, específicamente las de las mujeres y de ciertos grupos inmigrantes. Al hacerlo pude enfatizar que la voz más resonante y con mayor proyección no necesariamente es la de la verdad. La frontera entre ficción y verdad me interesa mucho. La literatura tiene la posibilidad de reconfigurar la realidad, a través del lenguaje podemos moverla y dejar una marca en ella.
¿Qué tan fácil te ha sido como escritor insertarte en la tradición de la literatura estadounidense?
La novela fue escrita en inglés y conversa con ciertas porciones del canon norteamericano, no es algo que haya sucedido en los últimos cinco años, llevo 30 años leyendo este tipo de literatura.
¿Crees en la idea del lenguaje como patria?
El tema de la patria me tiene sin cuidado, es un concepto que no me resulta muy simpático. Patria y patriarcado comparten una raíz etimológica, no es algo que me preocupe demasiado.
¿Algún amigo adinerado, millonario, te ha dicho algo del libro?
Tengo amigos que están en la industria financiera, algunos me dieron una mano con la novela para describir operaciones. En general he tenido buenas respuestas del círculo de las finanzas, creo que es porque nadie se imagina como villano, todos piensan que son el buen capitalista.
¿Existe el buen capitalista?
Creo que existen los menos malos; hay un capitalismo menos violento y más preocupado por quienes han sido excluidos por el sistema. Me críe en Suecia, que es un país claramente capitalista, pero con una red social un poco más equitativa. Hay modos de repartir el pastel un poquito mejor, pero la realidad es que los humanos somos muy codiciosos, no creo que durante el feudalismo las condiciones hayan sido mejores. Esto es algo que está en nuestro ADN.
¿Por eso el socialismo fracasa?
Tal vez, creo que, lamentablemente y no digo esto con ningún tipo de alegría, tiene que haber lugar para la codicia, porque si no todo colapsa, lo que no hemos encontrado es el modo de encausarla, ¿no te parece?
Desde luego, todos queremos que nos vaya bien o incluso mejor. Fortuna, por ejemplo, ha cambiado tu vida tanto como escritor y en lo económico. Supongo que prefieres el estilo de vida que tienes ahora.
Claro, tu comentario traza una pregunta: ¿dónde termina la necesidad y empieza la codicia? Esa es una línea que por un lado es muy clara, hay necesidades absolutamente esenciales e indiscutibles como la salud, la vivienda, la alimentación. Es tremendo que esas necesidades básicas no puedan darse por sentadas para toda la población.
Es lo que dices, que se repartiera mejor el pastel.
Sí, de una forma un poco menos cruel, por lo menos.







