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Habitar resiliente | De la tormenta a la unión: lecciones de Guerrero Naturaleza Aristegui

Frente a desastres socionaturales, como los huracanes, Cooperación Comunitaria propone una metodología participativa que promueve la autonomía y la resiliencia comunitaria.

  • Redacción AN / SH
12 Aug, 2025 10:21
Habitar resiliente | De la tormenta a la unión: lecciones de Guerrero
Afectaciones en los bienes comunales de Cacahuatepec por el huracán John (2024). Foto cortesía Cooperación Comunitaria

Por Cooperación Comunitaria

Cada año, entre junio y noviembre, las costas de México reciben entre 16 y 20 ciclones tropicales. De estos, según el Servicio Meteorológico Nacional, entre ocho y 11 se convierten en huracanes. Quintana Roo, Yucatán, Veracruz, Oaxaca, Michoacán y Guerrero son algunos de los estados más afectados.

Aunque estos fenómenos meteorológicos siguen un patrón cíclico, provocado por las diferencias de temperatura entre el agua del océano y la atmósfera durante la temporada cálida, la crisis climática ha cambiado su comportamiento. Esta crisis no es natural: ha sido detonada por las emisiones de carbono, consecuencia de un modelo de producción infinito en un planeta finito; entre sus efectos, huracanes y otros fenómenos meteorológicos (sequías, lluvias e inundaciones, entre otros) han aumentado tanto en frecuencia como en impacto.

En particular, en un periodo de 21 meses, Guerrero sufrió el impacto de tres huracanes: Otis, de categoría 5 (en octubre de 2023); John, de categoría 3 (en septiembre de 2024); y Erick, de categoría 4 (en junio de 2025). Los impactos sociales de los huracanes son siempre profundos, pero la llegada de estos tres huracanes a las costas de Guerrero evidenció desigualdades estructurales que persisten en nuestro país.

Por ejemplo, tras el impacto de Otis, la zona turística de Acapulco recibió un flujo importante de apoyos, los medios de comunicación hicieron eco de la tragedia y la sociedad civil se solidarizó con sus habitantes. Sin embargo, la zona rural del mismo municipio fue ignorada, los noticieros no le dieron la misma cobertura y los gobiernos —tanto el federal como los locales—, no reconocieron la magnitud del desastre.

Zonas dañadas en Acapulco por al huracán Otis (2023). Foto: Cortesía Cooperación Comunitaria

La persistencia de estas desigualdades estructurales nos obliga a reflexionar sobre cómo, aunque estos fenómenos afectan a un gran número de personas, sus consecuencias no son las mismas para todas. Así, puede afirmarse que un fenómeno meteorológico se convierte en desastre cuando alcanza a comunidades vulnerabilizadas y empobrecidas, ubicadas en zonas de riesgo y sin acceso pleno a servicios básicos ni viviendas adecuadas; es decir, históricamente, desatendidas por las políticas públicas.

Estas condiciones no son atribuibles a las comunidades. Aunque el capitalismo y otros factores estructurales nos quieran hacer pensar lo contrario, son el resultado de modelos de desarrollo hegemónico que discriminan a quienes han sido marginados y excluidos sistemáticamente. Las políticas públicas frente a desastres operan, la mayoría de las veces, sin diagnósticos integrales y sin considerar el derecho a la participación de las comunidades. Además, los marcos normativos y las autoridades omiten la diversidad cultural, los saberes tradicionales y los conocimientos territoriales de las comunidades. Desde oficinas centrales se imponen políticas y soluciones estandarizadas que no contemplan las necesidades específicas de cada población.

La metodología participativa frente a los desastres socionaturales

Desde hace 13 años, en Cooperación Comunitaria trabajamos con una metodología participativa que promueve la Gestión Integral de Riesgo (GIR). Esta metodología la hemos aplicado en diferentes regiones y contextos, con proyectos que obedecen a las necesidades específicas de cada comunidad.

Nuestro objetivo es mejorar las condiciones de habitabilidad y reducir la vulnerabilidad de las comunidades rurales de México, facilitando la autogestión sustentable en los ámbitos sociocultural, productivo, constructivo y territorial- ambiental, a través del diálogo de saberes para la autogestión de los pueblos.

Autoproducción de vivienda tradicional reforzada en Cacahuatepec, Guerrero

Se trata de conocer a fondo la estructura territorial y social del lugar. Mediante la convivencia, el diálogo y el acompañamiento, aprendemos sobre el contexto cultural y territorial para, en conjunto, proponer alternativas que fortalezcan las estructuras constructivas tradicionales. Buscamos fortalecer las capacidades técnicas, así como las prácticas productivas y ambientales, adaptándolas para que sean más resistentes ante las amenazas naturales. Al fortalecer las capacidades técnicas y organizativas colectivas aumenta la resiliencia comunitaria.

En particular, ante los desastres socionaturales que han afectado las regiones más vulnerables del estado de Guerrero, proponemos una gestión integral del riesgo que coloca en el centro al sujeto colectivo, con quien promovemos relaciones solidarias y recíprocas, además de fortalecer la organización comunitaria y las
prácticas comunales.

Los huracanes son una realidad cíclica, pero esta metodología permite mitigar la vulnerabilidad para prevenir las amenazas. Esta convicción ha guiado todo nuestro trabajo. Por ejemplo, en los territorios afectados por los huracanes Otis, John y más recientemente, Erick, hemos acompañado a las comunidades en la reconstrucción, la recuperación de medios de vida y el fortalecimiento de la resiliencia comunitaria.

Afectaciones en los bienes comunales de Cacahuatepec por el huracán John (2024) | Foto cortesía Cooperación Comunitaria

Algunas acciones de Cooperación Comunitaria en Acapulco

De acuerdo con este enfoque, las acciones para mitigar la vulnerabilidad y prevenir las amenazas (huracanes, inundaciones, etcétera) no deben limitarse a una coyuntura ni resolverse con medidas asistenciales o imposiciones gubernamentales. Desde septiembre de 2023 en Cooperación Comunitaria trabajamos con 24 comunidades de los bienes comunales de Cacahuatepec, municipio de Acapulco, en la región de la Montaña del estado de Guerrero. Como parte de un esquema integral y participativo, iniciamos un proceso que incluyó la donación de maíz y filtros de agua, la construcción de viviendas y cocinas tradicionales reforzadas con materiales naturales y locales. También recuperamos la milpa mediante técnicas agroecológicas y semillas criollas; y, para contribuir con el acceso al agua de calidad y el saneamiento ecológico, las comunidades participantes han autoproducido sanitarios secos y biofiltros.

La autoproducción de estufas ahorradoras de leña, construidas principalmente por las mujeres de las comunidades, ha reducido casi a la mitad el uso de leña, lo que contribuye a la conservación de los bosques. Además, en un vivero comunitario, las personas participantes de 14 comunidades, han germinado miles de semillas de árboles maderables y frutales, impulsando así la recuperación de sus ecosistemas.

Taller de técnicas agroecológicas para la recuperación del sistema milpa con semilla criolla, con 20 comunidades | Foto cortesía Cooperación Comunitaria.

Sabemos que no podemos impedir que los fenómenos meteorológicos afecten nuestros territorios; de hecho, la crisis climática garantiza que sus magnitudes seguirán en aumento. Ante esta realidad, en Cooperación Comunitaria contribuimos a reforzar la autogestión y trabajamos en planes de Gestión Integral del Riesgo, elaborados de manera participativa, lo que permite a las comunidades responder con autonomía y resiliencia.

Vivienda de adobe reconstruida y reforzada contra huracanes y sismos. Foto: Cortesía Cooperación Comunitaria

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* Cooperación Comunitaria es una organización sin fines de lucro que comenzó sus actividades en 2010 y en mayo de 2012 se fundó como Asociación civil.

Su nacimiento surge ante la preocupación por la desigualdad en México y sus causas. Con el sueño de reducirlas, se conformó un grupo interdisciplinario de profesionales, que trabaja para contribuir a mejorar la habitabilidad y reducir la vulnerabilidad de las comunidades rurales indígenas, a través de 4 ámbitos: Territorial-ambiental, socio-cultural, constructivo y productivo.