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“Estamos en una recesión de la libertad de expresión”: Ian McEwan

El escritor británico habla de Lecciones, libro que el británico considera podrían ser sus memorias.

  • Redacción AN / HG
13 Sep, 2023 14:12
“Estamos en una recesión de la libertad de expresión”: Ian McEwan
(Anagrama).

En una ocasión Philip Roth dijo a un entonces joven Ian McEwan, “siempre tienes que escribir como si tus padres estuvieran muertos”. A lo largo de su carrera y en particular durante sus primeros libros, el británico ha intentado cumplir aquel consejo que hoy, con 75 años sobre su espalda considera una máxima.

McEwan, protagonista de lo que en su momento se consideró un dream team de la literatura inglesa, una generación que tenía en su alineación a Martin Amis, Julian Barnes y al Nobel, Kazuo Ishiguro, considera que cada que muere alguno de sus amigos si bien se siente más solo, también le llega una sensación de tranquilidad porque en su momento él y sus colegas tuvieron la atención necesaria como para transmitir sus ideas. Era también otro tiempo, “nosotros y quienes tomaban decisiones en las editoriales éramos todos hombres, es importante reconocerlo, entender que ahora vivimos otra época y es necesario dejar paso a otras voces”.

Tal vez producto de esa perspectiva con que mira al pasado, el narrador publica Lecciones (Anagrama), una novela que se cocinó durante el confinamiento, “gracias a eso pude hacer una inmersión a fondo en el universo de Roland Baines”, explica al referirse a su protagonista.

Memorias

La historia se centra en Baines, a quien de niño sus padres enviaron a un internado. Lejos de la familia tomó clases de piano con una joven profesora llamada Miriam Cornell, con quien tuvo una experiencia fascinante y traumática a partes iguales, que marcaría su vida. “Los años, sin embargo, han ido pasando: Roland ha viajado, ha vivido en distintos lugares, se ha casado y ha tenido un hijo. Pero cuando su mujer, Alissa Eberhardt, lo abandona sin dar ningún tipo de explicación, los cimientos de su realidad se tambalean, y se ve obligado a reconstruir todos sus recuerdos para tratar de entender lo sucedido.

Desde su infancia en Trípoli, donde su padre militar estaba destinado antes de que la familia regresara a Inglaterra, la vida de Roland está marcada por los grandes acontecimientos de los últimos setenta años: la crisis de Suez, los misiles de Cuba, la caída del Muro de Berlín, Chernóbil, el Brexit, la pandemia…”, adelanta el sello Anagrama sobre la novela que en breve llegará a México.

Mientras eso sucede McEwan habla desde su casa en Inglaterra. Sabe que ésta es su obra más extensa, poco más de 500 páginas, y tal vez una de las más ambiciosas toda vez que la memoria tiene un papel importante, “la memoria es un caleidoscopio y desde el principio ha servido para narrar tiempos subjetivos”.

Agrega que ahora hay momentos de la infancia que le surgen con una viveza que no tenían hace treinta o cuarenta años, “es muy interesante la forma en que el tiempo juega con nosotros”.

Sin que Lecciones sea una autobiografía en un sentido estricto, “en cierto modo estas son mis memorias”, admite. La vida de Roland Baines dialoga con la experiencia del escritor, es así como en la lectura se filtra la aparición de David, el hermano que Ian McEwan descubrió con 52 años, así como su vida familiar trastocada por el impacto de la Segunda Guerra Mundial.

¿Por qué contar la historia de esta manera? La respuesta de McEwan es clara: “La novela es la maquinaria más bella para investigar la vida privada”. Gracias a la ficción puede profundizar en el azar o en las reacciones de determinados hechos, “además la novela ayuda a conocer el flujo de la conciencia”.

Lector y admirador de autores como Henry James y John Updike, el británico lamenta que se retiren libros considerados peligrosos de las bibliotecas o que se dejen de publicar por temor a molestar. “Estamos en una recesión de la libertad de expresión, pero no se puede frenar y controlar la imaginación de las personas”, concluye no sin antes afirmar que para él toda vida es interesante, solo depende cómo se aborde al momento de convertirla en literatura.

 

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