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José Agustín, un escritor comprometido con la libertad

Mónica Lavín y J. M. Servín reconocen en el autor de La tumba a una de las figuras más influyentes de la literatura mexicana.

  • Redacción AN / HG
16 Jan, 2024 21:20
José Agustín, un escritor comprometido con la libertad

Por Héctor González

“Llegué a José Agustín porque era un autor que estaba en el aire, todo mundo hablaba de él”, recuerda Mónica Lavín. La narradora mexicana reconoce que la lectura de De perfil, la dejó “perpleja” y “asombrada”.

Apenas a unas horas de la muerte del escritor, Lavín lo recuerda como alguien cálido y generoso “con quienes estábamos empezando”. Saltan a la memoria dos episodios, “me tocó ir uno a uno de los últimos encuentros literarios que organizaba en Cuautla, por ahí de 1994. Yo apenas había publicado tres libros de cuento, no conocía a mucha gente del medio, pero gracias a él y a Hernán Lara Zavala pude compartir con otros autores”.

El segundo, atraviesa la publicación de Ruby Tuesday no ha muerto, uno de los títulos más conocidos de la escritora. “Fue un privilegio que accediera a presentarlo en la ciudad de México, fue un encuentro cálido, desenfadado y amoroso en el tema literario”.

Pieza nodal de la literatura de Onda, José Agustín fue un autor formativo para al menos dos generaciones. J. M. Servín lo define como un narrador singular en las letras mexicanas. “No creo que haya otro parecido, aunque maduró su obra junto con otros compañeros de viaje como Gustavo Sáinz, Parménides García Saldaña y José Luis Benítez ‘El Booker’. Fue el primer escritor mexicano en entretejer la cultura pop con la alta cultura a través de las letras”.

La figura de José Agustín comenzó a llamar la atención en 1964, cuando publicó La tumba, su primera novela. “La etapa temprana de su obra apareció a mediados de los sesenta, era la época del priísmo duro, cuando la juventud era una entelequia nefasta, negativa y reprimible. Nos dio luz en un país cavernoso, por eso sus letras son revolucionarias, hizo activismo a través de su obra, hizo un compromiso con la libertad individual”, apunta Servín.

“La voz de todos”

Le reconoce, además, como alguien que ayudó a dejar de ver la literatura como un oficio donde solamente cabe gente cuadrada y solemne. “Ya no es la literatura de la Suave Patria, es una literatura donde hay desfachatez y sentido del humor, y donde hay una utilización del caló urbano marcada por su estancia en Lecumberri. Más tarde llegamos un cúmulo de escritores y músicos que seguimos por la ruta creativa que abrió José Agustín”.

Mónica Lavín ubica al escritor como alguien fundamental en su educación sentimental, “iba con el rock, los libros, el cine, “contribuyó en la construcción de una identidad que nos permitía apropiarnos de la ciudad de México. A través de su literatura y con un lenguaje desparpajado, se convirtió en la voz de todos; era parte de lo que nos pasaba a quienes éramos adolescentes en los sesenta y setenta”.

Consecuencia de ese manejo y vínculo con los jóvenes, se convirtió en un referente, dice Servín. “Fue super influyente a todos los niveles, tuvo una actitud personal en la que no había dogmas, ni cabía el protagonismo ni lo panfletario. Para mí su libro más importante es Se está haciendo tarde (final en la laguna), una obra potente y experimental que, sin temor a equivocarme, se podría colocar entre las diez novelas más importantes escritas en México durante la segunda mitad del siglo XX, podría estar al lado de Las batallas en el desierto de José Emilio Pacheco.

En paralelo a su trabajo como narrador, José Agustín fue un divulgador de la historia de la contracultura en México. “No solo fue el primero, tal vez nadie ha profundizado nadie en el tema como él. Podrás encontrar otras referencias, pero la estudió y divulgó con su compromiso”, dice Servín.

Pese a su influencia, el autor de la Tragicomedia mexicana es poco leído en la actualidad, advierte Lavín. “Para mí es una lectura de referencia y formativa. Me gustaría contagiar mi entusiasmo a mis estudiantes porque siento que ahora no está cerca de los jóvenes, a lo mejor me equivoco, pero no veo que se habla de él, como se habla de Los detectives salvajes, tal vez porque después de la libertad que nos enseñó a tener en el lenguaje dejó de ser novedad”.

Si bien Servín reconoce con esta idea, considera que el panorama puede cambiar tras su muerte. “Sospecho que en estos días no es tan leído por la apatía e ignorancia que hay en este país para todo. Ya no resulta atractivo para los jóvenes porque de pronto pareciera ser que la literatura mexicana se descubrió hace veinte años, hoy se venera a autores provenientes de la cultura pop que sin duda se deben a José Agustín. No obstante, creo que tras su muerte sus libros tomaran un segundo aire”.

 

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