Ricardo Salinas Pliego es incompatible con la 4T | Artículo 
La ruidosa campaña de TV Azteca contra los libros de texto gratuitos de la SEP, basada en el disparate de que éstos promueven el “comunismo”, es un recordatorio de que para la 4T este empresario venido a influencer es un creciente problema.
- Antonio Salgado Borge

Por Antonio Salgado Borge
Ricardo Salinas Pliego es una piedra en el zapato del proyecto de nación de Andrés Manuel López Obrador.
La ruidosa campaña de TV Azteca contra los libros de texto gratuitos de la SEP, basada en el disparate de que éstos promueven el “comunismo”, es un recordatorio de que para la 4T este empresario venido a influencer es un creciente problema.
Hay al menos dos aspectos en que Ricardo Salinas Pliego es problemático para el proyecto de AMLO.
El primer aspecto se manifiesta en los comentarios y burlas sexistas, homofóbicos o clasistas que este empresario reparte diariamente en las redes sociales.
Aunque es tentador alegar que el dueño de TV Azteca realmente no suscribe lo que dice – por ejemplo, que sólo lo hace por ignorancia, resentimiento, inseguridad o acomplejamiento– me parece seguro afirmar que Salinas Pliego tiene una intención ulterior en mente.
En concreto, Salinas Pliego ha buscado y logrado convertirse en una especie de referente para un grupo de hombres jóvenes desencantados e inseguros de su masculinidad. Y lo ha hecho para rentabilizar a este sector de la población.
La existencia de este grupo y su creciente peso político no son exclusivos de México y están sobradamente documentados en Estados Unidos y otras partes del mundo, donde se ha convertido en el principal mercado de la llamada “nueva derecha”.
Por ejemplo un artículo publicado esta semana en The New York Times, el brillante escritor conservador David French explicó el fenómeno con claridad fuera de serie: “Odio, combinado con inseguridad masculina y cobardía, está pastoreando a hombres jóvenes de derecha directo a la discriminación y al prejuicio”.
Desde luego, el pastoreo requiere pastores. Y en Estados Unidos hay una feroz competencia en esta arena, cuyos casos más exitosos son, coincidentemente, dos empresarios: Donald Trump y Elon Musk.
Desde hace algunos años, Ricardo Salinas Pliego busca ser una versión “región cuatro” de estos personajes. Su metralla de comentarios homofóbicos, sexistas, gordofóbicos, su uso del humor “políticamente incorrecto” y, en general, su permanente presencia en redes sociales como un troll de ida y vuelta, son todos parte del manual de los pastores de la nueva derecha. Abona también en este sentido el hecho de que Lily Téllez, una exempleada cercana a este empresario, repite a grandes rasgos, la misma fórmula.
Con estos elementos en mente, es fácil ver que Salinas Pliego busca, directa o indirectamente, convertirse en un referente de la nueva derecha en México para, eventualmente, capitalizar su influencia. El dueño de TV Azteca sabe que esto no será posible en 2024, pero tampoco tiene prisa. Si la 4T en México no reconoce y ataja directamente este fenómeno, podría verse rebasada por un populismo de la “nueva derecha”.
El segundo aspecto en el que Ricardo Salinas Pliego resulta problemático para la 4T es más inmediato. La posición intocada de este empresario y su protagonismo son una muestra contundente de la falta de capacidad o de voluntad del presidente y de la 4T de combatir lo que ellos han llamado la “mafia del poder”.
Es importante recordar que en cualquier país con estado de derecho e instituciones sólidos, Ricardo Salinas Pliego sería, en el mejor de los casos, un empresario mediano. Para su suerte, al menos en México, ni la capacidad intelectual, ni la innovación, ni la inventiva, ni el entendimiento del mundo son necesarios para amasar una fortuna haciendo negocios. En nuestro país un individuo limitado o troglodítico –un empresario bananero– puede, con los amigos correctos y dejando de lado los escrúpulos, volverse multimillonario.
Alguien podría argumentar que la 4T no creó a Salinas Pliego, sino que se lo encontró ya en esa posición al llegar al poder en 2018. Aunque esto es un hecho inobjetable, también es cierto que el dueño de TV Azteca se asume y presume intocable.
Por ejemplo, frente a un presidente que tiene entre sus principales banderas y logros el fin de los privilegios fiscales para los grandes capitales, Salinas Pliego grita a los cuatro vientos que no paga impuestos, se muestra orgulloso de ello y se burla de quienes lo hacen.
Pero ahí no termina la cosa. Estamos ante un empresario que no sólo no niega sus acciones u omisiones inaceptables, sino que, literalmente, “pendejea” a la gente honesta, trabajadora y económicamente menos privilegiada; la misma gente que, en la narrativa de la 4T, cae en la categoría del “pueblo” que le da su razón de ser.
Salinas Pliego no tiene empacho en manchar todo lo que representa la 4T. Lo que recibe a cambio son enormes beneficios económicos en forma de contratos de publicidad oficial y palabras amables del presidente; un hombre con un discurso marcadamente confrontacional y que, sin embargo, ha optado por ni siquiera rozar a este empresario en sus discursos.
La persistencia de Salinas Pliego es un recordatorio de que la 4T sólo se ha subido al ring cuando tiene enfrente pesos medios o ligeros. No es casualidad que, con o sin razón, se presente a figuras relativamente menores –por ejemplo, a Claudio X González o a Enrique Krauze– como los enemigos a vencer, en vez de enfrentar o proceder formalmente contra pesos pesados del ámbito económico –como Germán Larrea–, del político –como Carlos Salinas, Felipe Calderón o Enrique Peña Nieto– o del militar.
Salinas Pliego demuestra día tras día que los grandes capitalistas bananeros de México siguen, en tiempos de la cuarta transformación, tan fuertes y sanos como durante el período neoliberal. Sus ataques y burlas a las banderas de la 4T convierten en burlas a las promesas del actual gobierno.
Es momento de hacer un corte de caja. Ricardo Salinas Pliego, a través de TV Azteca, ha emprendido una campaña sinsentido contra los libros de texto de la SEP presentándolos falsamente como comunistas.
En este artículo he argumentado que no estamos ante un hecho casual o aislado, sino ante la muestra más reciente de un proyecto intencional que busca pastorear y capitalizar a la “nueva derecha” en México. Y que este proyecto ha sido desarrollado por alguien cuyo burlón trato a las banderas del actual gobierno y cuyo estatus de intocable quitan credibilidad a mucho de lo que dice representar la 4T.
