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Historia y usos del lenguaje incluyente y no binario Naturaleza Aristegui

'Los seres humanos han adoptado más de dos identidades de género durante tanto tiempo como ha existido la historia oral y los registros escritos', afirman investigadores.

  • Redacción AN / BJC
17 Nov, 2023 08:28
Historia y usos del lenguaje incluyente y no binario
Foto: Markus Winkler vía Pexels

En la actualidad, se ha puesto especial atención al lenguaje inclusivo que busca abarcar a aquellas personas que no se identifican con la dicotomía de géneros tradicionalmente establecida por la sociedad, como femenino y masculino.

Con el auge del movimiento feminista, las teorías queer y otros movimientos afines, la relevancia de estas discusiones ha crecido significativamente, dejando los debates académicos para colocarse en el día a día, sobre todo en redes sociales.

En el artículo académico Identidades no binarias y de género queer: una revisión crítica de la literatura, se definen algunas características del no binarismo, por ejemplo: esta identidad se encuentra entre o fuera de las identidades masculina y femenina,  se puede experimentar ser hombre o mujer en momentos separados, o incluso se rechaza tener alguna identidad de género definida. 

Un informe de la organización  4Motion Systemic acerca de personas no binarias alude a estudios internacionales que cifran el número de personas con esta identidad de género entre un 7% y un 14% de la población mundial.

En México, según datos de una encuesta realizada del 23 de agosto de 2021 al 16 de enero de 2022 por el  Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), existen cerca de 5 millones de personas de la comunidad LGBTIQ+, de las cuales casi 600 mil se identifican dentro de las identidades no binarias.

Mientras que la encuestadora Ipsos mostró en junio pasado que el 3 % de la población mexicana se asume como trans, o de género no binario o fluido.

Foto: Cortesía Muxes

La existencia de un tercer género no es algo nuevo y puede verse en comunidades como la Muxe, de Juchitán, en la región del istmo de Tehuantepec, Oaxaca.

Asimismo, en poblaciones nativo-americanas hay términos para hablar sobre una “identidad de dos espíritus para personas que son tanto masculinas como femeninas”, explica el mencionado texto académico.

“Dependiendo de la sociedad o grupo, existen términos distintos para la identidad de dos espíritus (por ejemplo, nádleehí en Navajo; niizh manidoowag en Ojibwe; Bote/Bate/Bade en Apsáalooke). A nivel mundial, existe una cantidad abundante de evidencia que indica que los seres humanos han adoptado más de dos identidades de género durante tanto tiempo como ha existido la historia oral y los registros escritos”, detalla el artículo.

Orígenes del lenguaje inclusivo

Durante la década de los setentas, movimientos feministas comenzaron a luchar en contra del lenguaje sexista, por ejemplo, decir Hombre como sinónimo de humanidad, la falta de formas femeninas para títulos profesionales o usar plurales masculinos para referirse a grupos de género mixto.

Sin embargo, como explica el lingüista Ben Papadopoulos en su texto Una breve historia del español no binario, estos cambios en el lenguaje estaban limitados por la dicotomía de género tradicional basada en la diferencia sexual.

Papadopoulos refiere en su escrito que “el morfema e fue propuesto originalmente en el año 1976 como solución al problema del sexismo lingüístico”.

Foto: Brett Jordan vía Unsplash

Fue el ingeniero español Álvaro García Meseguer  quien propuso utilizar esta letra para referirse a “un género común o el valor genérico de ‘persona’, para eliminar el uso del masculino genérico y referirse a personas con género no conocido o intencionalmente no definido”.

Desde entonces, el lenguaje incluyente ha evolucionado y ha sido adoptado por distintos colectivos y personas de la comunidad LGBTIQ+ a través diferentes morfemas neutros aparte de la e, como la x. 

El uso de la e implica cambios sustanciales en el idioma. No es solo decir “todes”, sino implementar pronombres y adjetivos que visibilicen la identidad no binaria de las personas. Un ejemplo es Sam Smith, quien bajo el esquema de este tipo de lenguaje se le haría referencia con “le”, “elle” y en sustantivos que varían con el género se colocaría el morfema e. 

Así, a medida que las distintas sociedades se vuelven más conscientes de la diversidad de género, el lenguaje también parece evolucionar para reflejar esa comprensión más amplia.

Foto: Alexander Grey vía Unsplash

A finales de octubre del 2020, la Real Academia Española de la Lengua  incluyó la palabra “elle” en su Observatorio de palabras. No obstante, la retiró al poco tiempo por la confusión que provocó.

Ese mismo año, en el mes de enero, un usuario de lo que entonces era Twitter (hoy X) preguntó a la RAE cómo se debería referir a una persona no binaria. Esta fue la respuesta:

“La morfología del género en las voces con referente animado se basa en un esquema binario sustentado en las categorías biológicas de sexo masculino/femenino; el sistema lingüístico no dispone de un recurso específico asentado para esa eventualidad”.

Y agregó: “Quizá tenga la opción de preguntar a la persona cómo desea ser tratada”. 

Imagen: Captura de Pantalla

(Con información de EFE y Aristegui Noticias)

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