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Aguafuerte galería: 20 años de resistencia

Su director Israel Alvarado Torres hace un recorrido por la historia de el espacio cuya subasta de aniversario se realizará el próximo 20 de noviembre a las 19:00 horas.

  • Redacción AN / HG
18 Nov, 2025 09:53
Aguafuerte galería: 20 años de resistencia

Por Héctor González

La relación entre Israel Alvarado Torres y Aguafuerte galería (Guanajuato 118. Col. Roma Norte) tiene al menos tres episodios. El primero se remonta hasta hace catorce o quince años, cuando expuso su obra como fotógrafo. Por aquella época, recuerda, vivía de sus estudios como administrador de empresas. Poco más adelante, la dueña del espacio decidió regresar a Argentina, su país y le propuso asociarse para que el proyecto siguiera adelante.

Su segundo episodio tiene que ver con los años en los que pasó de ser socio, a convertirse en el dueño, no sin dejar del todo su trabajo de oficina. Finalmente, y tras un lapso con un pie en las finanzas y otro en el arte, en 2018 decidió dedicarse de ello a la consolidación de un sitio cuyo lema es “Arte para todos” y que recién cumple 20 años.

¿Cómo sobrevive una galería como Aguafuerte?

Estos primeros 20 años son un testimonio de resistencia. A lo largo de este periodo la sociedad y el mercado han cambiado. En México los espacios culturales tienen una vida de entre 2 y 3 años. A lo largo del tiempo nos hemos preocupado por tener diversas propuestas y artistas; al mismo tiempo buscamos obras con distintos rangos de precio, eso nos ha permitido que el coleccionismo que se acerca a la galería pueda encontrar piezas de artistas reconocidos y emergentes. Dos grandes apoyos son, por un lado, los artistas con los que trabajamos y por otro el coleccionismo mexicano.  Además, cada año lanzamos tres o cuatro convocatorias para artistas emergentes.

¿A qué te refieres con resistencia?

Este año tuvimos una exposición que se llamó Imperialismo y otras calamidades, trataba de Trump, la guerra, el genocidio en Palestina, la contaminación. Al principio pensé que no tendríamos grandes ventas, pero no fue así y vendimos bastante bien. Es decir, resistimos por amor al arte y buscando nuevas propuestas de artistas que aporten en lo estético y con una postura crítica. Cada seis años, en el marco de las elecciones, lanzamos la convocatoria “Lo político en el arte”, donde invitamos a los artistas a reflexionar sobre el país. En marzo hacemos una convocatoria dedicada a la resistencia de las mujeres.

¿En algún momento has pensado en cerrar, quizás durante la pandemia?

Pensé que la pandemia que sería más difícil, pero la realidad es que vendí más obra en 2020 que en 2019. Esto lo conseguimos gracias a que hicimos un cambio de imagen y a que fortalecimos nuestra difusión digital e implementamos la entrega a domicilio. Fue un buen momento para descubrir que los espacios culturales se tienen que adaptar al tiempo. Nunca hemos pensado en cerrar, sino en formas para llegar a más públicos.

¿Cómo es el coleccionista en México?

Siempre está el coleccionista que busca la firma, que quiere el Toledo, el Tamayo o el José Luis Cuevas. Pero también está quien conecta con la obra y se enamora de la pieza por su propuesta estética. Contrario a lo que se piensa, el mexicano consumo arte.

¿Qué determina el valor de una obra?

El mercado del arte depende mucho de la trayectoria del artista. Un ejemplo, con Héctor Maciel trabajo desde hace trece años, pero tardé cinco años en venderle una pieza. A partir de esa venta la gente lo ha buscado más. Un Tamayo no es lo mismo que alguien que comienza su carrera, pero si el artista crea trayectoria, se mueve en otros espacios y crea proyectos interesantes, aumentará el valor de su trabajo.

¿Cómo es la sinergia con los museos?

Creo que hace falta tener un museo de arte del siglo XXI. No hay uno donde podamos ver lo que se ha hecho en este siglo. Vas a los museos de Arte Moderno o Arte Contemporáneo y generalmente todo lo que ves es del siglo XX. Se necesita visibilizar a los nuevos artistas, aquí es importante que el gobierno adquiera obra a través de convocatorias o de las galerías. Mi galería busca recoger el testimonio de lo que ha pasado en los últimos veinte años en México.

Una de sus apuestas ha sido Fabián Chairez…

A él lo manejamos desde 2016, antes de su boom en 2019 con el zapata gay de su obra ‘La Revolución’, en el Palacio de Bellas Artes. La galería siempre ha sido un referente en cuanto a la apertura de artistas disruptivos. Hemos apostado por Héctor Maciel, Cristóbal Montoya, Francesca Dalla Benetta, Francisco Soriano, Humberto Ramírez, artistas que siempre han estado con nosotros y ya se mueven en terrenos internacionales. Alguien que desde hace mucho está con nosotros es Beatriz Zamora, una artista muy buena, pero a quien le falta mayor difusión.

La galería tiene una tendencia hacia lo figurativo, ¿no?

En lo personal me llama más la atención, pero sí tengo algunos abstractos. En México se hace más figurativo y en la galería se vende mejor. Desde mi punto de vista transmite más.

¿Qué viene para Aguafuerte?

Acercarme a instituciones y buscar que adquieran obra de nuestros artistas, no necesariamente a través de nosotros, pueden hacerlo de manera directa con ellos. Queremos salir a otros espacios, quizá el Senado.

¿Las ferias de arte?

No hemos participado porque me parece que son caras. Hay espacios que ahí truenan porque no recuperan la inversión. MACO es muy cara e incosteable, no sé si lo vale. Por lo menos Aguafuerte se ha consolidado sin participar ahí.

 

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