Sor Juana y los villancicos, más allá de la Navidad
También escribió para festividades religiosas en honor a diversos santos y santas, como Catarina, obra en la que transmite un claro mensaje feminista.
- Redacción AN / HG

De origen popular, el villancico es una de las formas poéticas más antiguas de la lengua española, que actualmente se relaciona con las festividades navideñas, ya que son parte de los cantos que se realizan en las posadas. Aunque no siempre fue así, estas composiciones que nacieron del ámbito popular pasaron a ser parte importante de los festejos religiosos en la época novohispana.
Villancico es un término que proviene de “villano”, que en la Edad Media se refería a los habitantes de una villa y que, originalmente, eran canciones populares sobre temas cotidianos y de carácter festivos, cantadas por la gente común de los pueblos o aldeas. Con el tiempo, la Iglesia adoptó este formato para evangelizar, asociándolo con la Navidad y temas religiosos, y así se transformó en el canto navideño actual.
En el siglo XV los trasladaron (villancicos) a las cortes europeas, donde atravesaron un proceso de culturización. Ya en la época del Renacimiento se empieza a emplear en ceremonias religiosas y de esa manera es que llega la forma poética hasta las diferentes regiones de la Nueva España en el primer siglo del virreinato.
“Uno de los primeros poemas en lengua española que conocemos, que se escribieron y cantaron en América es justamente un villancico que estaba inserto en una obra de teatro evangelizador, que decía algo así como ¿Para qué comió la primer casada, para qué comió la fruta vedada?, es decir, era un villancico religioso que hace alusión a Adán y Eva”, explicó Jorge Gutiérrez Reyna, académico de la Universidad del Claustro de Sor Juana (UCSJ).
Un villancico navideño
Para el profesor de la UCSJ, cuya tesis de maestría fue “Los villancicos de Sor Juana Inés de la Cruz: edición crítica, introducción y notas”, estas composiciones poéticas tienen una historia muy larga y compleja, recorriendo muchos siglos de historia, primero siendo culturizados y luego, sacralizados y ya, en tiempos de Sor Juana, se “barroquizaron”.
“En origen, el villancico no tiene que ver estrictamente con la Navidad, todos los villanciqueros novohispanos son de carácter sagrado, pero no todos están destinados necesariamente a la fiesta de Navidad”, comentó.
En el caso de la obra villanciquera de Sor Juana Inés de la Cruz, de sus 12 juegos de villancicos que compuso entre 1676 y 1691, solo uno es de Navidad, compuesto en 1689 para la Catedral de Puebla; los demás están dedicados a otras festividades religiosas: la Asunción de María, la Concepción de María, San José, San Pedro Apóstol, Santa Catarina, entre otras.
Compartió que Sor Juana compuso villancicos para los Maitines del Nacimiento de Jesús titulados “Villancicos del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo”, que incluyen textos que jugaban con la homofonía y las escrituras, los cuales, consideró, se cantaron entre las 10 y las 12 de la noche del 24 de diciembre de 1689, en Puebla.
Cuando se habla de villancicos —detalló—, se habla de juegos de éstos, en el caso de los de Sor Juana, incluido el de Navidad, tienen ocho poemas divididos en tres partes llamadas nocturnos: el primero y segundo de ellos tienen tres villancicos, el tercero dos, un villancico y una ensalada, que es una especie de composición plural en la que intervenían muchos personajes y diversas formas métricas.
Composiciones de forma libre
En el periodo barroco, el villancico no tiene como tal una forma determinada, puede adquirir cualquier medida o forma, es un espacio de experimentación métrica debido a que estaban destinados para el canto y la musicalización, lo único que todos tienen en común es que cuentan con coplas (estrofas) y estribillo (coro), como las canciones actuales.
Al destacar la belleza de los villancicos de Navidad de Sor Juana, apuntó que casi todos están dedicados al niño Dios, aunque con elaboraciones muy interesantes en torno al nacimiento. Por ejemplo, el primero de los dedicados a esta festividad es muy interesante porque suele enlazar el nacimiento con la muerte del niño Jesús.
“Es una conjunción que, de pronto, pareciera truculento y paradójica, pues normalmente la Navidad no se relaciona con la crucifixión, pero hay que entender que, en el catolicismo, Dios viene al mundo para para redimir al género humano, lo que implica su muerte en la cruz, como lo plasma el estribillo del Villancico V titulado ‘Pues mi Dios ha nacido…’:
Pues mi Dios ha nacido a penar/ déjenle velar; Pues está desvelado por mí/ déjenle dormir; Déjenle velar/ que no hay pena, en quien ama, como no penar;
Dejénle dormir, que quien duerme, en el sueño se ensaya a morir.
“Aquí hay dos voces en disputa: una defiende que el niño debe estar despierto y otra que debe estar dormido, porque con el sueño se ensaya a la muerte, que es finalmente a lo que vino a la tierra”, indicó.
¿Cómo se musicalizan los villancicos?
Si bien Sor Juana, en su obra, manifiesta ese espíritu desafiante, combativo hacia su época, en los villancicos navideños es bastante correcta, no se observa transgresión alguna ni nada fuera de la loa religiosa. Hay otros villancicos, por ejemplo, los dedicados a Santa Catarina, escritos en 1691, que fácilmente pueden calificarse de feministas.
Catarina de Alejandría, que fue martirizada por su fe y beatificada, según la iglesia católica, también era una mujer muy sabia, por lo que el canónigo Jacinto de la Hedesa Verástegui, de la Catedral de la ciudad de Oaxaca, le encarga a Sor Juana los villancicos en honor de la mártir, lo que ella aprovecha para lanzar el gran mensaje: las mujeres pueden ser, al mismo tiempo, sabias y santas, que era una defensa que le importaba mucho hacer en esos momentos.
“Recordemos que, en 1691, Sor Juana fue muy cuestionada porque, seis meses antes se publicó la Carta Atenagórica, su escrito teológico que tanto escándalo levantó, por lo que los villancicos de Catarina le sirven como una especie de defensa en la que es muy transgresora”, relató.
De una mujer se convencen todos los sabios de Egipto para prueba de que el sexo no es esencia en lo entendido, reza uno de estos versos del villancico en los que la Fénix de América expone que no importa si se es mujer u hombre, la inteligencia no radica en el género.
Sobre la composición musical que acompañaba a la letra escrita por Sor Juana, Gutiérrez Reyna aclaró que la musicalización de los villancicos era responsabilidad de los maestros capilla de las catedrales con las que ella trabajó, en este caso las de las ciudades de México, Oaxaca y Puebla.
“Ellos fueron los responsables de musicalizar, o como se decía en la época, poner el metro músico a las letras de Sor Juana, aunque, al ser la Décima Musa una gran conocedora del arte musical, no descartamos que tuviera alguna injerencia en lo que respecta la musicalización de sus villancicos”, concluyó.







