“En los últimos años incrementaron las manifestaciones de culto en el crimen organizado”: Claudio Lomnitz | Video
El autor de ‘Para una teología política del crimen organizado’, advierte sobre los riesgos de violencia que se podrían vivir durante el proceso electoral del próximo año.
- Redacción AN / HG

Por Héctor González
Desde hace varios años, el antropólogo Claudio Lomnitz se ha ocupado de entender la relación del mexicano con la muerte en todas sus vertientes con énfasis en los últimos años, en la violencia y el crimen organizado. Producto de sus reflexiones es Para una teología política del crimen organizado (Era/El Colegio Nacional), título que reúne un conjunto de conferencias dictadas en los últimos años, en las que advierte sobre las implicaciones que tiene el aumento en el nivel de crueldad en los asesinatos.
En entrevista, Lomnitz advierte sobre un nuevo status quo que se está construyendo a partir de la consolidación de las economías ilícitas en la vida cotidiana.
¿En qué momento empieza a detectar los elementos que lo llevan a hablar de una teología política del crimen organizado?
Los detecto en parte porque ya estaba entrenado para ello, hace como veinte años escribí un libro llamado Idea de la muerte en México. Los trabajos sobre las cárceles Alejandro Víctor Payá y de Elena Azaola detectaron también fenómenos de culto con dimensiones religiosas o espirituales, tanto colectivos como individuales. Desde hace varios años se han incrementado también otro tipo de manifestaciones de culto, por ejemplo, las procesiones de San Judas Tadeo ya son las segundas en convocatoria en la Ciudad de México, y las representaciones y culto a la Santa Muerte; junto a eso tenemos el tratamiento de los cuerpos como si fueran basura. Todo esto tiene resonancia en este libro.
Quizá lo más delicado de esto es la normalización que implica de la violencia.
Sí es muy delicado, una de las cosas que exploro en el libro es la aporía, es decir, una tendencia contradictoria o bifurcada dentro del crimen organizado. Por una parte, las organizaciones quieren ser sociedades secretas, estar un poco selladas sobre lo que significa un cártel, y por otro hay un impulso contrario que es el de la integración de las personas que se dedican a actividades ilícitas a la sociedad dominante, integración que casi siempre implica una escalada social, por ejemplo, la biografía de Nazario Moreno.
En una de las últimas conferencias reunidas en el libro habla del espíritu de la criminalidad, ¿a qué se refiere con este concepto?
Tiene que ver con un hecho que se ha consolidado en México y es la importancia de la economía ilícita en la sociedad. La consolidación de esto implica una rutinización de un nuevo status quo. Algunos investigadores como Juan Carlos Ayala en la Universidad de Sinaloa, hablan de una cultura que tiene que ver con la rutinización de una economía que incluye a las economías ilícitas. La construcción de un espíritu es un proceso histórico que ya va un poco avanzado.
¿Y este proceso se puede atajar?
Espero que sí, pero no sé cómo. Mi chamba como antropólogo es tratar de entender al fenómeno y mi idea es que entre mejor lo entendamos será más fácil diseñar estrategias que puedan hacer frente a una situación como esta. También creo que hay poco conocimiento y voluntad por parte de los gobiernos para comprender lo que tenemos enfrente. Si nos quedamos en calificar lo que está pasando desde la indignación moral o desde una narrativa que atribuye todo esto al neoliberalismo o a la corrupción moral, no terminaremos entender el problema.
¿Las autoridades se quedan en la superficie?
Muchas veces sí, y me parece que lo han hecho por las peores razones, como la productividad política. Los políticos desde hace unos años han alimentado la idea de la cárcel como la solución de todo, las penas son cada vez mayores, a pesar de que los estudios nos han demostrado que las cárceles mexicanas reproducen las peores prácticas violentas dentro y fuera de ellas.
El tema es si lo quieren hacer porque en muchos casos se han comprobado complicades entre autoridades y organizaciones criminales.
Muy cierto. El problema de la interrelación entre el gobierno y las economías ilícitas es muy complejo, a veces para ellos no se trata de acabarla sino de regularla, entonces lo que hacen es actuar en contra de un grupo para beneficiar a otro, como sucedió en el caso Ayotzinapa.
El actual gobierno se mueve entre proyectos a largo plazo como dar opciones a los jóvenes y medidas inmediatas como la creación de una Guardia Nacional. ¿Cómo evalúa a esta administración en este sentido?
No he hecho una evaluación cabal, pero en lo general es una administración que le ha apostado a una militarización que claramente no ha disminuido la violencia en las economías. Sucedió lo mismo en la época de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, pero López Obrador redobló la apuesta y destinó todavía más recursos, con la diferencia de que sí tenía una idea de impulsar programas sociales, bien encaminada en principio, aunque creo que poco estudiada, porque no todo se puede atribuir a la pobreza.
De cara al proceso electoral del próximo año, ¿qué tipo de proceso podemos esperar?
Me preocupa que haya una intensificación de la guerra entre grupos para ganar posiciones y luego negociar a partir de las elecciones. Otro tema son los asesinatos de candidatos y políticos, es un fenómeno escandaloso y que ya vimos en las elecciones de 2018 y 2021, actualmente no veo una diferencia de condiciones ni un cambio importante en este sentido. Un tercer asunto tiene que ver con el asesinato de trece policías en la costa grande Guerrero, el ataque frontal a una corporación policial me parece relacionado a una guerra por el control de territorios. Espero las fuerzas de seguridad se ocupen de tratar de garantizar un control sobre los usos paramilitares de la violencia.






