Naturaleza AristeguiNaturaleza Aristegui

“La gente es quien crea el lenguaje y quien debe decidir su destino”: Juan Villoro |Video Naturaleza Aristegui

“El idioma puede ser un instrumento de dominación”, dice el escritor mexicano y autor de ‘El Profesor Zíper y las palabras perdidas’.

  • Redacción AN / HG
31 Jul, 2022 02:30
“La gente es quien crea el lenguaje y quien debe decidir su destino”: Juan Villoro |Video
(HG).

Por Héctor González

¿Qué pasaría si un grupo de académicos decidiera apropiarse de una serie de palabras? A partir de esta pregunta, Juan Villoro (Ciudad de México, 1956) desarrolla El Profesor Zíper y las palabras perdidas (Fondo de Cultura Económica), novela que marca su retorno a la literatura infantil, en esta ocasión para hablar sobre la importancia del idioma y el conocimiento.

En una época en donde la información está al alcance de un click, el escritor regresa con una nueva entrega protagonizada por uno de sus personajes emblemáticos. Así como lo ha hecho en las entregas anteriores de la saga, Villoro echa mano de Rafael Barajas “El Fisgón” como cómplice inclaudicable para ilustrar la aventura.

¿Cuándo sabes que es momento de contar una historia infantil o juvenil?

He escrito unos quince libros para niños y en el caso del Profesor Zíper ha sido muy importante tenerlo como el único personaje al que regreso de tanto en tanto. Se que está ahí en el pueblo de Michigan, Michoacán, cultivando árboles gigantes, viendo partidos del Atlético de Míchigan y haciendo inventos. Cada cierto tiempo se me ocurre proponerle una idea y tener un grupo básico de personajes para abordar una historia diferente. Ahora, El Profesor Zíper y las palabras perdidas es sobre el lenguaje y el conocimiento.

Has encontrado en “El Fisgón” a un cómplice…

Tan buen cómplice que el libro estuvo parado casi un año porque “El Fisgón” no terminaba las ilustraciones y yo ya no podía buscar a otro. Él realmente se ha convertido en un compañero de viaje indispensable. Sus ilustraciones enriquecen la historia, hace citas de otros libros y alusiones que tal vez los chicos no entienden de inmediato pero que sus padres pueden revelar.

¿En una época donde aparentemente el conocimiento está al alcance de todos por qué es importante hablar de él?

El conocimiento es muy disperso. Efectivamente parece estar al alcance de todos, pero también el exceso de datos e información causa un corto circuito. Cuando buscas información en internet y tienes un océano de datos es difícil discriminar y una de las grandes tareas del conocimiento es ayudar a discernir que es lo importante. Desde luego el conocimiento tiene que ver con las pasiones humanas y por lo tanto no es raro que alguien sienta la tentación de detentarlo en su beneficio. Por eso muchas veces se convierte en una forma de poder y hegemonía. El conocimiento sirve para gobernar y dominar a los demás. Walter Benjamin decía “todo de documento de civilización, es también un documento de barbarie”, es decir, se impone una idea de conocimiento en detrimento de otras, lo vimos en la Conquista. El idioma puede ser un instrumento de poder y dominación, pero también de libertad. Quería poner a los niños en contacto con esto porque creo que están muy alertas respecto al idioma, más que nosotros. Para los adultos es algo ya dado hablemos mal o bien. De ahí la importancia de reflexionar sobre el lenguaje y la importancia de tener palabras que nos ayuden a cumplir con la maravillosa aventura de estar vivos.

Además, el lenguaje es una de las primeras herramientas para generar identidad y apropiarnos del mundo.

Cuando escribes literatura una de las primeras cosas que necesitas para construir un personaje es atribuirle un lenguaje. Como autor reconoces que un personaje está bien cuando habla de manera peculiar. Las palabras son identidad.

En el libro encontramos a una mafia que roba palabras, pero no cualesquiera, solo aquellas relacionadas con la capacidad de imaginar y crear.

Efectivamente las palabras que se roba esta Academia de Control tienen que ver con la rebeldía, el conocimiento, la imaginación e inventiva; las palabras rebeldes necesarias para avanzar en la cultura. Se queda con estas palabras en beneficio propio porque quieren comercializarlas. Obviamente, una gran tentación del conocimiento es detentar algo que puede ser comercializado. ¿Qué pasaría si puedes tener el usufructo exclusivo de ciertas palabras? Eso te daría un poder muy grande y esta mafia de eruditos desvinculados de la realidad consideran que pueden hacerlo. Los niños que protagonizan la historia deciden con ayuda de personajes como el Profesor Zíper, restituirlas al pueblo. La gente es quien crea el lenguaje y quien debe decidir su destino.

Ahí hay un guiño crítico a las academias de la lengua, porque es justo la gente quien va un paso más adelante.

Sí, la Real Academia de la Lengua decidió quitarle el acento a la palabra “solo”. Antes estaba acentuada para representar solamente y no cuando se refería a soledad. Si dices “voy solo al mercado”, no sabes si la persona está diciendo “voy solamente al mercado” o “voy en solitario al mercado”. Ese acento era muy útil, pero según las abstrusas reglas de la lengua no había una razón para eso y se suprimió. El diccionario es el testamento de las palabras, pero las palabras nacen en la calle; por eso el libro está dedicado a María Moliner quien hizo un diccionario de uso del idioma. Luis Fernando Lara coordina el Diccionario del Español de México, que es sobre las palabras que usamos los mexicanos, es muy interesante porque el verdadero creador de las palabras es el pueblo. María Moliner no fue aceptada en la Academia Española de la Lengua por machismo y razones políticas, pero también porque tenía la perturbadora idea de que las palabras se definen a partir de su uso. El verdadero propietario del idioma es el pueblo, entre todos creamos el lenguaje.

Los políticos continuamente se apropian de palabras y discursos.

Por supuesto. Cuando Carlos Salinas de Gortari empezó a hablar de solidaridad, el término se convirtió una palabra política y demagógica. Cuando el presidente Calderón se refirió a los narcotraficantes como malosos, implícitamente estaba definiendo al crimen organizado como una especie de contra sociedad que se había incrustado en el cuerpo social. No estaba diciendo “son nuestros vecinos, parientes, están cerca de nosotros y hay que reconstruir el tejido social”, simplemente decía son unos malosos y hay que echarlos a balazos. A través del lenguaje político se distorsiona la realidad y el campeón de esto fue Donald Trump quien se dedicó a transfigurar la realidad y convirtió a los mexicanos en enemigos. La Cuarta Transformación es una expresión de optimismo de que estamos en un momento maravilloso, pero realmente es una expresión parecida a la famosa administración de la abundancia que lanzó López Portillo. Será la historia quien diga si en verdad estamos en una Cuarta Transformación, pero los políticos no pueden dejar de proponer una realidad a través de las palabras.

¿Cómo se pueden recuperar las palabras desde la ciudadanía?

Tenemos adversarios formidables del lenguaje. Los publicistas lo distorsionan; los guionistas de telenovelas usan palabras limitadas porque consideran que la gente es estúpida; los creadores de tecnologías que nos obligan a hablar de cierta manera; los asesores virtuales que tenemos hoy en día son más que los hispanohablantes, tenemos setecientos millones de máquinas hablantes, el español del Waze o Siri está ahí; el crimen organizado introduce palabras del hampa. Pero también hay muchos defensores del lenguaje, los principales son los poetas, aunque no tienen influencia inmediata. Y podemos haber intermediarios entre ellos y la gente, como los comunicadores, los periodistas, los profesores o los escritores.

De hecho, en el libro los niños se disfrazan de poetas para recuperar las palabras.

Claro, quería rendir tributo a la poesía por eso los niños se disfrazan de poetas para entrar a la Academia y recuperar las palabras. Llevan máscaras hechas por el Profesor Zíper de Octavio Paz, Gabriela Mistral y Pablo Neruda. Me parecía una forma irónica de incorporar la poesía a la trama de la novela.

Aunque al menos Paz y Neruda han sido cuestionados sobre todo por sus ideas políticas.

A los poetas hay que reconocerlos por su grandísima contribución a través de las palabras. Un libro como Residencia en la Tierra, de Neruda es un monumento a la lengua como también lo es Piedra de sol, de Octavio Paz. Por otra parte, valoro también sus contribuciones a la política e incluso sus errores políticos. Es interesante discutir con los poetas sobre su concepción de la realidad. Octavio Paz no solamente fue un gran poeta, fue un notable ensayista. En su evolución o involución política tuvo cambios muy importantes. Pasó de una izquierda radical a una postura progresivamente liberal de centro, nunca reaccionaria. Defendió causas como el feminismo o el uso recreativo de las drogas. Fue uno de los primeros críticos valientes de los excesos de la Unión Soviética, un defensor importante de la social democracia y estableció el que probablemente sea el mejor diagnóstico de la dominación del PRI, El ogro filantrópico. Las contribuciones de Octavio Paz a la reflexión política son extraordinarias. Hay mucho que aprender y discutir con este personaje que en sus últimos años para muchos era un pensador conservador. Me parece que quedarnos con eso es una visión reduccionista respecto a alguien que no en balde escribió un libro titulado Libertad bajo palabra. Justamente un intelectual debe ejercer su libertad a través del lenguaje.

Finalmente, tu libro es también es sobre la imaginación como posibilidad de libertad.

Claro, los niños que juegan e inventan palabras o canciones hacen una fiesta del lenguaje que debe ser defendida. El Profesor Zíper mantiene dentro de sí a un niño un poco alocado y se convierte en un cómplice para ser defensor de las palabras. Se involucra con autores contemporáneos como “El Fisgón”, Pancho Hinojosa, o la gente del Fondo de Cultura Económica, de modo que también podemos entrar a las bambalinas de cómo se hace un libro. Espero que la gente comparta esta defensa del lenguaje a partir de una novela para niños.