“Todo lo que he filmado ha sido con las ganas de retratar la experiencia femenina”: Alejandra Márquez Abella
La realizadora mexicana estrena en Prime Video, la serie ‘La liberación’.
- Redacción AN / HG

Por Héctor González
Cuando el movimiento #MeToo detonó en 2017 pocos se imaginaban el impacto que tendría en términos de justicia de género. A partir de ese momento, la realizadora Alejandra Márquez Abella comenzó a pensar en lo que hoy es la serie La liberación, recién estrenada en la plataforma Prime Video.
La historia muestra a un grupo de mujeres que intensar persuadir a una joven, para que no acuse a un director del mexicano que quiso abusar de la menor. Protagonizada por Ilse Salas, Johanna Murillo y Cassandra Ciangherotti, la saga de siete capítulos deja ver en tono de comedia el desplazamiento de los personajes frente a un movimiento que trastoca sus usos, creencias.
¿Qué aportó la comedia a una serie como La liberación?
Los tránsitos tonales para ir de la comedia al drama. Nos permitió dejar un poquito la solemnidad, irnos la babosada y luego regresar. Permite que el espectador se abra y reciba los mensajes con menos defensas. Al ser una propuesta que no exige o no expone al espectador todo el tiempo ante una situación dura, le permite un poco más de diversión.
¿Por qué hacer la serie a partir del #MeToo? ¿Qué crees que representó el movimiento?
A partir del #MeToo y hablo en particular de la industria de los medios, toda mujer que tiene un teléfono en la mano tiene una pistola cargada y puede jugar con ese cambio en el poder que sin duda sucedió a partir del movimiento. Lo podremos juzgar o hablar desde muchos lugares, puede haber polémica y muchas opiniones distintas, pero sin duda generó un cambio en el poder y en la impunidad que los hombres tenían a la hora de hacer lo que hacían.
Hemos visto en países como Francia o España hay denuncias públicas con nombre y apellido contra directores que han ejercido algún tipo de abuso. En México esto no sé ha dado en los mismos niveles, ¿por qué?
Vivimos en un país que no tiene ningún tipo de acceso a la justicia y creo que eso se refleja en todas las expresiones posibles y esta es una más. Es un país acostumbrado a encubrir, a no perseguir la verdad, a no exponer a los responsables y eso de todas maneras se repite y reverbera.
La serie parte de una situación similar y donde una mujer se enfrenta al dilema de si acusar o no al director que intenta abusar de ella. ¿Cuáles son las consecuencias de denunciar en una industria como la mexicana?
El pretexto con el que arranca la serie es definitivamente ese. ¿Qué hago ante la posible amenaza de un #MeToo? Pero lo que realmente importa y de lo que se trata la serie es del proceso, del camino que emprenden estas mujeres a partir de tenerse que enfrentar ante una situación tan deleznable. Vemos cómo arman comunidad, se juntan, se escuchan, miran para adentro, procesan sus traumas y sus heridas. El camino o dilema binario de si lo acuso o no lo acuso; lo ayudo, no lo ayudo; lo tumbo o no, pasa a segundo término ante la reflexión sobre lo que pasa con quien sufre acoso: qué quiere hacer, cómo quiere vivir, cómo quiero resolver lo que pasó. Siento que es un pretexto y luego la serie se vuelve más sobre la experiencia de un grupo de mujeres resolviendo sus fantasmas.
Como realizadora, ¿cómo ha cambiado la industria respecto a contar las historias desde una perspectiva femenina?
Para mí esa siempre ha sido una misión. Todo lo que he filmado ha sido con las ganas de retratar la experiencia femenina. Es la experiencia que me ha tocado vivir y sé que es muy difícil combatir lo que nos ha enseñado el lenguaje audiovisual que siempre ha estado permeadísimo de la mirada masculina. La primera idea que se te va a ocurrir como realizadora, como directora, como escritora incluso, va a ser, va a tener una perspectiva masculina, porque estás entrenada para pensar así. Cambiar esto implica una conciencia y voluntad muy cañona. ¿Cómo le puedo dar la vuelta a esto para que mi experiencia esté incluida ahí? En mi caso esta práctica la vengo ejerciendo desde hace muchas películas. Desde luego hay contenido y proyectos que me han inspirado mucho a seguir buscándolo, y puedo hablar de Fleabag o I May Destroy You. Hay realizadoras o creadoras haciendo cosas similares y espejearte con ellas también te da entusiasmo y pilas.
¿Por qué?
El patriarcado como lo conocemos hoy en día se estableció en el medievo, y un poco lo que yo quería hacer era traer aquel periodo porque creo que seguimos viviendo bajo esas reglas. Quise traer el medievo de una manera fantástica y nada realista para mostrar cuan presente sigue estando. Me parece necesario irnos a ese mundo imaginario, o por lo menos que está en nuestra cabeza, en donde se establecieron todas estas trabas para destrabarlas.
¿Qué diferencia como realizadora encuentras entre trabajar para una serie o para una película?
Es raro, porque para mí La liberación, a pesar de que obviamente colaboré con Dariela Ludlow y Gabriel Nuncio en la dirección de los episodios, como creadora y como showrunner, terminó siendo como una peliculota. No puedo dejar de pensar en la cosa como un entero final, incluso el rodaje fue así. No hicimos bloques por episodios, sino un rodaje grande. Una deferencia importante, es que en la tele tienes menos tiempo, tienes que correr más, lo cual no está del todo mal porque te obliga a no intelectualizar demás; mientras que en el cine puedes regodearte más. Me llamaba mucho la posibilidad de salirme de la solemnidad del cine e irme un poco al desparpajo de la televisión.






